VALÈNCIA. En 2022 se celebra el vigésimo aniversario para NUDE, un salón englobado en la Feria Hábitat y plataforma de nuevos valores del diseño nacional e internacional.
La historia de NUDE arranca hace más de veinte años, con la celebración del Concurso de Diseño Internacional de Mobiliario (cDIM), un certamen promovido por la Feria Internacional del Mueble (FIM), abierto a profesionales y estudiantes, en el que ya colaboraban profesionales de la talla de Vicent Martínez o Pepe Gimeno, autor de varios de sus carteles. Tal y como recuerda Martínez, «llegó un momento en que el cDIM llegó a su fin, y el testigo pasó a Florencio Pérez (fundador de la compañía Do+Ce y vicepresidente de la FIM), quien trabaja el modelo del nuevo salón con la vista puesta en el salón Satélite de la Feria de Milán». Pérez se alió desde un primer momento con María Fontes, quien ya trabajaba como coordinadora del antiguo certamen desde 1997.
«El impulso para NUDE viene por dos vías», recuerda la propia Fontes, «por un lado los diseñadores que acuden a traer producto a Feria, y por otro, las propias empresas expositoras». Los diseñadores acudían a Feria con porfolios para visitar expositores y, desde el vértice opuesto, el fabricante se interesaba año a año por nuevos diseñadores o perfiles específicos. «Esto me llevó a pensar —señala Fontes— que dentro de la Feria del Mueble era necesario un espacio donde diseñador y empresario pudieran encontrarse».
El comité de sabios
Florencio Pérez reunió a un grupo de expertos que ayudó a crear las bases del concurso. Entre los participantes en las mesas de trabajo se encontraban, entre otros, Manolo Bañó, MacDiego (presidente de la ADCV), Pepe Gimeno (creador de la futura identidad del salón), Juli Capella (presidente del FAD), Paco Bascuñán o Manuel Lecuona.
Bañó, por aquel entonces, ya se encontraba trabajando en la Cardenal Herrera-CEU, universidad que ha tenido un papel destacado a lo largo del NUDE. Como recuerda el diseñador y profesor, «la idea de un salón nos pareció atractiva de cara a los estudiantes desde un primer momento y por ello velamos por que las condiciones fueran dignas para los alumnos». Bañón ha asesorado a distintas generaciones de diseñadores, trabajando un proyecto específico para cada edición, proyectos conceptuales «tal vez difíciles de comprender para el público de a pie, pero no para un jurado del nivel del salón». Alumnos del CEU como Víctor Pinto o Xavi Calvo, hoy en día profesionales de prestigio, «aprendieron a moverse en el mundillo gracias a NUDE», apostilla Manolo Bañó.
Para Juli Capella, presidente del FAD, el momento de apostar por NUDE fue el adecuado. «La Feria del Mueble había crecido muchísimo, pero faltaba un componente con un carácter más experimental y cultural», admite Capella, con la vista puesta en el ejemplo de Milán. Para Capella hay dos factores importantes que formaron el carácter del nuevo salón: «Se apostó por una vocación europeísta para no quedar encorsetado en territorio nacional y se niveló el aspecto experimental con el comercial». Capella recomendó desde el primer momento la venida de conferenciantes de talla internacional que contribuyeran a consolidar el prestigio del salón.
«Para la identidad de NUDE no existía un briefing cerrado. Apostamos por una identidad clara y potente haciendo hincapié en la letra D, que sobresale, de acuerdo con el concepto de diseño emergente»
La referencia del salón Satélite era irrenunciable, y desde la Feria del Mueble contactaron con el único diseñador español que por aquellos años se había pagado de su bolsillo la estancia en Milán: el valenciano Juan Benavente (Juanico). El propio Florencio Pérez contactó con Juanico en busca de su experiencia personal, como recuerda el diseñador, que participó hasta en cuatro ocasiones en NUDE: «La participación en salones como Satélite o NUDE es una manera excelente de comenzar una trayectoria profesional. Cuando terminas la carrera no tienes una relación clara con las empresas ni un objetivo claro a corto plazo. NUDE te permite visualizar una meta con un calendario de trabajo y esto es muy útil para nuestra formación. Te enfrentas a retos como desarrollar un prototipo o encararte por primera vez al mundo de la empresa».
Identidad y espacio
Tomada la decisión de arrancar el salón, fue necesario dotarlo de una identidad y ahí entró de nuevo Pepe Gimeno, premio nacional de Diseño. Gimeno había colaborado con el antiguo cDIM desde la tercera edición: «Para crear la identidad de NUDE no existía un briefing cerrado. Apostamos por una identidad clara y potente haciendo hincapié en la letra D, letra que sobresale, de acuerdo con el concepto de diseño emergente por el que apostaba el salón». Gimeno colaboraría con NUDE en seis ediciones, hasta 2008.
Por diversas circunstancias, la primera edición de NUDE se celebró en el velódromo Luis Puig, un espacio que se adecuó en muy poco tiempo —julio y agosto— a las necesidades de la cita. Carmen Baselga fue la responsable del interiorismo de este primer salón, «un espacio enorme en el que pecamos de generosidad a la hora de distribuir y compartimentar las zonas». El interior del velódromo se dividió en tres áreas: los espacios destinados a cada participante, un ágora para conferencias y una exposición con diseños icónicos de mobiliario. «El aspecto más singular —recuerda Baselga— lo formaban cinco grandes cilindros textiles que vertían luz hacia la superficie del salón».
El tiempo de difusión del primer NUDE fue tan limitado como el destinado al acondicionamiento del velódromo, tal y como admite María Fontes. «Con Florencio recorrimos prácticamente todas las escuelas de diseño del país y por medio de distintas asociaciones se divulgaron las bases». El resultado fue la presencia, en esa primera edición, de alrededor de cuarenta diseñadores, «de los que la mayoría hoy en día son profesionales reconocidos». Entre aquellos primeros participantes se encontraban Borja y Joaquín García, Alberto Martínez y Pepe García (CuldeSac), Héctor Serrano o Luis Eslava. La composición del jurado apostó por reunir distintos perfiles: a Florencio Pérez y Carmen Baselga se sumó el también interiorista Pepe Cosín, el diseñador Josep Lluscà, Stephen Hitchins (presidente de BEDA) y Arja Luukela Imperiali, de la revista Interni.
Un antes y un después
La participación en NUDE ha supuesto para muchos profesionales y estudios un salto cualitativo. «Una de las grandes satisfacciones y un motivo de orgullo —señala Fontes— es ver cómo diseñadores que pasaron por el salón en sus comienzos son hoy profesionales contrastados». Fontes pone el ejemplo de Juan Manuel Ferrero (estudiHac) o Álex Selma y Clara del Portillo, fundadores del estudio Yonoh.
Clara del Portillo, tras pasar por NUDE en 2004 y 2005, regresó al salón diez años después, esta vez como jurado. «NUDE daba una gran visibilidad a los diseñadores noveles —recuerda Clara del Portillo—. Participar en el salón te permitía acceder al mundo de la empresa y pienso que los diseñadores que participan en las ediciones actuales están mucho más preparados que los de mi generación. Y eso se demuestra en la calidad de los prototipos».
La conexión con el mundo de la empresa ha sido desde los comienzos del salón una constante. Una de las empresas que apostó desde un primer momento por el salón fue la valenciana Gandía Blasco. Como explica Alejandra Gandía Blasco, directora de Diseño de la compañía, «NUDE era un espacio muy atractivo porque escapaba al contexto comercial de la feria. Era una muestra del talento emergente. Para nuestra empresa es una cita imprescindible porque reúne los valores del diseño que no están todavía consolidados, pero lo estarán en un futuro muy próximo».
El diseño como respuesta a la crisis
La crisis económica que comenzó en 2008 pasó factura tanto al certamen como al salón, aunque en el caso de NUDE en menor medida, como explica María Fontes. «2008 fue un año durísimo para todos los certámenes de Feria Valencia, pero en la otra cara de la moneda, estas crisis suponen una oportunidad, ya que los fabricantes tienden a buscar nuevas vías. Las compañías que continuaron apostando por el diseño a pesar de la situación económica lograron salir en mejores condiciones que el resto. Aquellas empresas que no invierten en diseño lo tienen mucho más difícil en el caso de una crisis como la de 2008».
En la actualidad, los objetivos que se marcaron desde la primera edición de NUDE —«la razón de ser del salón», como afirma Fontes—, se mantienen sin cambios: erigirse en plataforma de los jóvenes diseñadores, difundir los valores del diseño y ser punto de conexión entre profesionales y empresarios. Un elemento complementario que se ha mantenido intacto es la inclusión de charlas y conferencias en torno a nuevas sensibilidades y futuras tendencias alrededor del diseño.
Dos décadas de salón han significado una evolución para el propio diseño exhibido en el encuentro. Fontes destaca que NUDE ha atravesado épocas «muy conceptuales» junto a otras de un tinte más comercial, representadas en piezas «que han tenido una vida comercial más extensa». En este sentido, Fontes apunta que el salón se ha convertido en un evento «tendencioso», en el sentido de que marca las pautas, las tendencias del diseño.
El futuro tras veinte años
El futuro de NUDE, para María Fontes, pasa por continuar adivinando qué puede aportar el diseño a corto y medio plazo. Fontes destaca ámbitos en los que el diseño tendrá un papel cada vez más protagonista, como el de la tercera edad, la sostenibilidad o el nomadismo de las nuevas generaciones, que cada vez en mayor medida son empujadas a trasladarse de vivienda continuamente debido a circunstancias personales y profesionales.
A corto plazo, NUDE, además de celebrar en septiembre, en el marco de Feria Hábitat, una edición de aniversario muy especial, dará el salto a la ciudad de València. Este mes de junio, y en el marco de la Capitalidad Mundial del Diseño, el Centre del Carme ha programado una exposición retrospectiva con piezas de cada una de las ediciones. Un conjunto seleccionado con particular mimo, que ofrecerá al gran público una panorámica amplia del mejor diseño producido por los jóvenes creadores en las últimas dos décadas.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 92 (junio 2022) de la revista Plaza