VALÈNCIA. Santa Pérez Pascual (Segorbe, 1984) reconoce que desde pequeña siempre fue muy inquieta y, en el momento de decidir cómo se iba a labrar su futuro profesional, eligió Administración y Dirección de Empresas (ADE): «Entendí que me abría un gran abanico de posibilidades para decidir hacia dónde dirigir mi desarrollo. Lo único que tenía claro es que debía estudiar algo que diera cabida a todo ese torbellino de ideas que, por mi forma de ser, estaban en mi cabeza».
Pero ¿cuándo supo que iba a encaminar su carrera laboral en el sector financiero? «Siempre me había llamado la atención, pero debo reconocer que mis inicios fueron un tanto al azar, dentro de ese abanico de posibilidades que me permitía mi carrera. Una vez dentro y conforme crecía en lo profesional —y lo que es más importante como persona—, tuve claro hacia dónde quería dirigir mis pasos: el asesoramiento financiero independiente, que permitía aportar valor social y pedagógico en el ámbito financiero».
Comenzó haciendo prácticas en el Cap i Casal, en la otrora Bancaja, allá por 2006 mientras acababa la carrera y, una vez terminada, llegó a la también extinta Catalunya Caixa (en verano de 2014 era adquirida por BBVA), donde fue desempeñando diversas funciones. No lo debió hacer nada mal porque acabó siendo responsable de la gestión de colectivos y prescripción de clientes de banca privada en la dirección territorial Levante de la entidad. «Mi periodo en banca fue la primera toma de contacto con el ámbito financiero, desde un concepto y aprendizaje muy global, lo que me permitió empezar a diseccionar esa globalidad para definir lo que quería ser, e ir especializándome y profundizando para conseguir mi objetivo. Sin duda, algunos de los adjetivos con los que definiría mi trayectoria profesional serían constancia, resiliencia y paciencia».
Fue en enero de 2019 cuando fichó por la oficina valenciana de Talenta Gestión donde sigue. ¿Qué le sedujo de esta gestora de instituciones de inversión colectiva? «Siempre he entendido de una manera integral y de confianza la relación con mis clientes; la capacidad de gestión de Talenta, su manera de entender y proteger la relación asesor-cliente y esa independencia en la gestión, a la que siempre había aspirado, fue lo que me llevó a iniciar esta nueva andadura». Algo tendría que ver también Víctor Ruiz, uno de los veteranos financieros valencianos y responsable en la plaza local de dicha firma.
De ahí que la siguiente pregunta surja sola: ¿qué tal es como compañero, ahora que no nos oye, con el que lleva casi una década de relación laboral? «[Se ríe]. Pues una parte de lo que soy es gracias a él, por lo que solo puedo decir cosas buenas. Tiene un don especial para hacer crecer al que está a su lado desde la discreción absoluta. Su gran capacidad empática, generosidad y lealtad —unidas a sus ‘particulares curiosidades’ por muchos temas— le hacen una persona muy especial. Cada vez es más complicado encontrar a personas así en este mundo, que tiende a ser cada vez más plano e individualista… así que no lo pienso soltar [vuelve a sonreír]. Después de tantos años —y ese constante aprendizaje el uno del otro—, hemos logrado crear un tándem perfecto y eso es fundamental para crecer y lograr que las cosas funcionen».
Un buen gestor es...
Cercanía —«rapidez en la respuesta»—, claridad —«sencillez en el mensaje»— y honestidad —«esencial en cualquier aspecto de la vida»— son las cualidades que debe tener un buen gestor de patrimonios; mientras que debe huir «de los mensajes financieramente eufóricos, de los discursos excesivamente técnicos y de cualquier cosa o sensación que me impida dormir tranquila».
Hablar de gestión de patrimonios es hacerlo hoy en día de los robo advisors o gestores automatizados. «Aunque es posible construir carteras en función a cuestionarios y métricas cuantitativas, el trato y atención directa de una persona nunca será sustituible por un robo advisor. Estos sistemas no evitan la volatilidad del mercado o los eventos de cola, cuando el cliente más necesita de la cercanía de su asesor financiero. La inmensa mayoría de las carteras siguen gestionadas por personas; mientras que gran parte del éxito en la gestión de carteras reside en cómo resolver los momentos de pánico y euforia, lo cual es un aspecto difícilmente asimilable actualmente para los sistemas automatizados y solo al alcance de la experiencia humana acumulada por los gestores».
Preguntada por su visión sobre el fenómeno de las criptomonedas, que no sobre la tecnología blockhain —«ha llegado para quedarse»—, su respuesta es tajante. «Su comportamiento en los últimos años muestra un claro patrón de burbuja. Al analizar una empresa o sector tradicional existen multitud de aspectos fundamentales con los que hacer cálculos. El mundo cripto se basa en expectativas que no se pueden sustentar aún en nada. Además, el inversor tipo dista mucho del financiero tradicional y su volatilidad se aleja del comportamiento que cualquier divisa real debe tener para el correcto funcionamiento de la economía. En resumen, el posible futuro del Bitcoin, Ethereum, Cardano, por citar tres conocidas, está por demostrarse. Hoy en día se basan en pura especulación, que no se sustenta en ningún criterio fundamental»
* Este artículo se publicó originalmente en el número 100 (febrero 2023) de la revista Plaza